La gran oposición para profesores en una década: 30.562 plazas
La convocatoria pretende reducir el porcentaje de interinos en las aulas, un 30%, tras un periodo de inestabilidad y recortes
Un total de 185.173 personas compiten por ganar una de las 30.562 plazas, en la mayor convocatoria de oposiciones a docente en una década, fruto de un acuerdo en 2017 entre el Gobierno del PP y los principales sindicatos (Comisiones Obreras, UGT y CSIF) para reducir la temporalidad de los maestros y profesores al 10% antes de 2022. La mayoría son este sábado, aunque el País Vasco las celebró la pasada semana. Teniendo en cuenta que en la actualidad hay casi un 30% de interinos en las plantillas escolares, cuando concluya 2022 deberían haberse convocado un total de 139.000 plazas. Ese pacto se alcanzó tras años de recortes sociales y protestas de la marea verde en la calle.
Comisiones Obreras (CC OO) considera que será difícil alcanzar esa cifra dado que las comunidades autónomas se están quedando cortas en las convocatorias, aseguran. Ya se han aprobado o están en mesa de negociación el 66,7% de ellas, pero para cumplirse el acuerdo faltan otras 46.200 plazas antes 2022 y las regiones no las contemplan. "Pedimos que se redimensionen al alza las ofertas de empleo público porque si no al final del proceso estaremos en un 20% de temporalidad, no en el 10% previsto", sostiene Francisco García, secretario general de la Federación de Enseñanza de CC OO. "Hoy hemos pedido al Ministerio de Educación que exija ese esfuerzo a las comunidades autónomas, que son quienes convocan", prosigue García.
Es la gran oportunidad de abandonar la precariedad en el magisterio y los múltiples destinos de muchos interinos que tanto perjudican al alumnado. Este año, tres de cada cuatro plazas de las oposiciones son para maestro. Muchos de los aspirantes son interinos que llevan años saltando de un colegio a otro y con periodos en paro. Los más precarios no cobran las vacaciones de verano. Pero ser funcionario no es tarea fácil. Se presentarán 12 aspirantes por cada plaza de maestro de Infantil que se ha convocado. Y cada uno que opte a un puesto de docente en primaria tendrá que competir con otros seis, según los datos ofrecidos este jueves por CC OO en su informe Oposiciones 2019. Función pública docente. Más accesibles son las plazas para las especialidades como música (5,7 aspirantes por puesto ofertado), pedagogía terapéutica (7), audición y lenguaje (6), inglés (5,7) o francés (5,5).
Un año se convocan oposiciones a maestro y al año siguiente a profesor de secundaria, pero este curso la Comunidad Valenciana, Galicia, Baleares, Cataluña y Aragón convocan también a docente de instituto, FP, escuelas de idiomas y enseñanzas artísticas (7.977 plazas en total). Las posibilidades de hacerse con la plaza crecen en este caso. Se presentan cuatro docentes a cada puesto de secundaria, seis para profesor de música y 2,5 a la Escuela Oficial de Idiomas.
Los enseñantes cobran en España una nómina superior a la media de los países de la OCDE: al inicio de sus carreras es un 22% mayor en primaria —el sueldo ronda los 33.500 euros brutos al año—, y un 30% en secundaria —unos 37.400—, según el informe Panorama de la educación de 2017. Son unos salarios algo más altos que en la enseñanza privada concertada, por eso, muchos de los maestros que están en los centros subvencionados con fondos públicos se presentan para ganar una oposición que no necesitan para dar clases en sus centros, donde, además, las condiciones laborales son peores (más horas de clase) y el puesto no es vitalicio.
A las oposiciones de Infantil se presenta Beatriz García, secretaria de Juventud de CC OO Tiene experiencia en un centro de ocio educativo de titularidad privada, pero su interés siempre ha sido trabajar en la función pública. Terminó el grado de Infantil en 2017 y se prepara sola los exámenes. Pese a no ser interina —lo son tres de cada cuatro que aprueban la oposición— no pierde la fe en aprobar a la primera. El sábado se enfrentará a un tema teórico (30% de la nota) y a un caso práctico (70%) y, si lo pasa, tendrá que presentar una programación didáctica para todo el curso y exponer ante un tribunal una unidad (lección).
Las plantillas están muy envejecidas —la edad media son 46 años— y precarizadas porque durante dos años (2010-2011), con José Luis Rodríguez Zapatero de presidente, solo se pudo sustituir con puesto de funcionario a tres de cada 10 jubilados. Luego, con Mariano Rajoy, bajó en 2012 el reemplazo a uno de cada diez y en 2014 subió a cinco de 10. Desde los presupuestos de 2016 se sustituye al 100% de los que se retiran con plaza fija, pero no es suficiente. Los puestos de quienes se jubilaron se cubrieron con interinos —hoy son ya un 30% de la plantilla, cuando en 2009 eran la mitad—, pero se necesitaron menos trabajadores porque en 2012 matricularon a más alumnos por clase y se acabaron los desdobles pedagógicos en muchas asignaturas complejas como Matemáticas o Inglés, o los docentes de apoyo para los que necesitan una atención especial. Así se ahorran docentes. La relación de alumnos por clase ha vuelto a bajar tras la crisis y eso impulsa aún más esta enorme oferta pública de plazas de maestro y profesor.
Además, en 2012 se incrementaron las horas de clase de cada enseñante y se permitió que pasasen 15 días sin sustituto si el titular estaba de baja, dos medidas que también contribuyeron a destruir empleo. El Gobierno socialista ha limitado este curso el tiempo sin cubrir las bajas —no pueden estar sin docente sobre todo los alumnos de bachillerato y con necesidades especiales— y ha dejado en manos de las comunidades la reducción o no de la carga lectiva, de 20 a 18 horas en secundaria y de 25 a 23 en primaria. "Los efectos van a tardar en verse porque los compromisos de las comunidades es a medio plazo. El Gobierno lo ha dejado a medias", se queja el secretario general de CC OO.
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